Mario Santigo Papasquiaro me fue
presentado mientras leía Los detectives
salvajes, ignorando que estaba leyendo parte de la biografía de este poeta
mexicano que me era absolutamente ajeno y desconocido. Me atrevo a decir que
leí parte de su biografía ya que en un breve texto titulado “Acerca de Los
detectives salvajes”, Roberto Bolaño escribe que dicha novela “es una
transcripción más o menos fiel, de un segmento de la vida del poeta mexicano
Mario Santiago (…)” (2004:327). Y es que con esta novela Roberto Bolaño trae al
movimiento infrarealista a un primer plano, y no precisamente por lo que fue el
movimiento, sino por la manera en la que lo narra. Sin embargo, es a partir de
la publicación de la novela y de la premiación del Herralde de novela y del
Rómulo Gallegos que la crítica literaria vuelve sus ojos al infrarealismo y al
estridentismo, y con ello, a uno de los personajes más controversiales del
movimiento infra, Mario Santiago Papasquiaro.
Pocos habían sido los días
después de que terminé de leer los detectives, cuando emprendí una búsqueda
cibernética sobre Mario Santiago y sobre el infrarrealismo y me encontré con un
poema que por extrañas razones jamás podré olvidar. Entre otros versos, “VISIÓN
EN EL SINAÍ” dice:
El vagabundo-ojos
de agua / pasó por aquí
& parecía 1
de esos rayos que escribían sin necesidad de olivettis-letteras & sin
lápices
palabras capaces
de dar cuerda al músculo azul de los patriarcas & sus pueblos
El vagabundo
de lengua extrañísima
el cantador de
cucurrucucús & ayayays
-al que
seguían como mancha de petróleo
los
paracaidistas los radares israelíes
El de las
mejillas de cactus
el de los
cigarros trepadores
el bebedor de
los escalofríos
el explorador
de labios submarinos
el que se
llevaba de salaam aleko
hasta con el
seco vozarrón de las palmeras
El de la
calaverita sonriente
grabada a
punta de arañazos
en el
hueso-vida perpetua de su mochila de viaje
Él/ que besaba
la rarísima llegada de las lluvias
& se abría
como sólo la tierra pocas veces
& se abría
/ como si en ese momento todos nos fuéramos a morir
Días más tarde, después de haber
leído el poema, asistí a la librería a buscar algo de Mario Santiago
Papasquiaro y me encontré con una antología poética titulada Jeta de Santo que abarcaba poemas de
1974 a 1997. En una suerte de prólogo que antecede la antología de poemas,
Mario Raúl Guzmán no menciona casi nada sobre la biografía del poeta,
incluyendo su fecha de nacimiento (1953) y el año en que murió (1998), más
confirma rumores cibernéticos y la propuesta de Los detectives… Mario Santiago Papasquiaro era un poeta negado, un poeta más negado en la
historia de la literatura mexicana. Sin embargo, la sentencia de Mario Raúl
Guzmán apunta indirectamente a un tema de injusticia
desde que escribe
(…) un
personaje y una equívoca anecdótica han proliferado en torno suyo hasta dificultar
el conocimiento de sus batallas con el lenguaje y la valoración de su pleito
paralelo –aquel que libró (iracundo algunas veces, casi siempre cáustico) contra
caciques y coroneles de la poesía delicuescente. Nada en él convidaba a la
molicie. Su manía de execrar a escritores “consagrados”, apedrearles sus casas
llenas de metáforas más inanes que la más caduca de las vanguardias y
pintarrajearles las paredes hechas con las obras completas de Octavio Paz, dio
la coartada perfecta a quienes decretaron su inexistencia. Que su malditismo
les resultara repulsivo es comprensible en tratándose de gentes que hacían
carrera a la sombra dispendiosa de un régimen como el priista; pero negar a un
poeta es otra cosa… (Guzmán; 2008:16).
Ésta última frase se podría
transformar así: negar a un poeta es una injusticia. Líneas más adelante, Mario
Raúl Guzmán menciona que dicha antología es una respuesta al ocultamiento del
poeta por parte de la crítica, es una respuesta a aquellos que en las
alcantarillas Mario Santiago era sólo un “borracho calamitoso o drogo rey de
lumpenes”, y es una respuesta a quienes tratan de mitificar su trayectoria. Con
esto último podría estarse refiriendo a Los
detectives salvajes pues comenta “El chileno autor de Montón de estrellas fracasadas atesoró una imagen de su amigo
mexicano y promovió por arriba la mitificación que otros han proseguido por
abajo. Al posicionar su antología y su crítica como algo que está en medio, es
evidente que Mario Raúl Guzmán lo único que está buscando es hacer justicia,
colocar a Mario Santiago Papasquiaro en el punto medio de la balanza.
Roberto Bolaño es quizás uno de
los escritores que más ha hecho justicia a Mario Santiago Papasquiaro y quien
ha “rescatado” parte itinerante de su vida poética, por él sabemos que el
negado poeta mexicano de los años setenta, ochenta y noventa fue el fundador de
la revista y del grupo Zarazo y
posteriormente uno de los iniciadores del Movimiento Infrarrealista. Su formación
poética estuvo acompañada de oficios que pareciera que poco tienen que ver con
la poesía, como ser vagabundo en París, lavaplatos en Barcelona, recolector de
fruta en Lérida, pescador de Port-Vendres, preso político en Viena, de donde
fue expulsado con la sentencia orwelliana de no volver hasta 1984 (Guzmán;
2008:17). Tras la expulsión de Vienna, volvió a México donde continuó
escribiendo poemas que nadie quería publicar y que posiblemente, señala Roberto
Bolaño, “están entre los mejores de la poesía mexicana de finales del siglo XX”.
Su poética vida también está reducida así: “tuvo accidentes, y viajó, y se
enamoró, y tuvo hijos, y vivió una vida buena o mala, una vida en todo caso en
los extramuros del poder mexicano, y en 1998 un automóvil lo atropelló en
circunstancias oscuras, un coche que se dio a la fuga mientras Mario se daba a
la muerte, tirado y solo en una calle nocturna de uno de los barrios
periféricos de México Distrito Federal” (Bolaño; 2004; 42)
Además, para Roberto Bolaño,
Mario Santiago Papasquiaro era un lector insaciable, poseedor de una vasta
cultura sin ser, al mismo tiempo, rata de biblioteca (Guzmán; 2008:17). Es interesante
que Roberto Bolaño subraye el conocimiento amplio que Mario Santiago tenía de
la cultura y la literatura (el único poeta mexicano que hizo una lectura lucida
de Nicanor Parra), sin interesarle nunca comportarse como rata de biblioteca y
que aún así haya sido un poeta negado por el dominante canon literario (2004:92),
la pregunta sigue siendo ¿Por qué?
Creo que el peso de la institución literaria, que se ejerce desde el centro del canon, es abrumador; en el caso de México este es un gran ejemplo. Creo que el caso Papasquiaro es el resultado de una de las desviaciones más importante respecto a lo canónico que viene desde Huerta, pasa por Revueltas, transita por el poeta más ninguneado que conozco: Martínez Ocaranza (a quien por cierto Papasquiaro cita en un poema) y llega al poeta del D.F del que hablas; sin embargo, la línea no termina ahí, hay toda una escuela poética en esas líneas que se mantiene vigente debajo de la línea principal de la literatura mexicana. Creo que el rescate de este poeta aporta mucho en cuento a esa desviación institucional y estética que existe.
ResponderEliminarRelación Bolaño y Papasquiaro. Aquí hay una trama interesante. ¿Cómo aceptó el premio Herralde de su amigo? ¿Qué hizo Bolaño por él, su amigo, para rescatarlo del olvido?
ResponderEliminarInteresante: intervención del narrador en la biografía. Algunos la llamarían, estudio emancipatorio, a diferencia de "no-participativo". Lo importante aquí es darle valor anecdótico a tu relación con el biografiado.
Relación política PRI y política cultural Paz, en su trama.
Historia de la subcultura en México, y el ingreso, actividad de Papas en ella?
Creo que el rescate del poeta a partir de la novela que trabaja es muy interesante. Considero que eso habla de la riqueza de la novela que trabajas. Es interesante ver cómo una obra abre el paso para otra posible investigación, así como el rescate de poetas que están alejados del canon literario.
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